Pueblos de venezuela

Pueblos de Venezuela visitados por nuestro equipo viajero

Bojó

Descripción
Confieso que este caserío lo encontré de sorpresa, estaba buscando a Monte Carmelo y al llegar a una encrucijada o «Ye» como decimos algunos, al no saber por dónde seguir me indicaron que una iba para las Lajas y la otra vía para Bojó. Dado que ninguno de los dos estaba en mi lista, decidí ir a conocerlos, luego nos regresaríamos para retomar la ruta a Monte Carmelo.
El caserío se ve bien organizado, prácticamente tiene una calle que lo circunvala (foto 3), dando esta vuelta encontramos la Capilla (fotos 1 y 2) y el dispensario.
Al igual que Monte Carmelo, es una zona agrícola y montañosa de los Andes larenses.

Galería de fotos

Toponimia
Le pregunté a una señora del lugar por el origen del nombre del pueblo y me dijo que se llama así porque hace muchísimos años vivía por allí un indio llamado Jobo, y cuando los españoles registraron su nombre lo escribieron con las sílabas invertidas, quedando como «Bojo», alguien le dio la entonación fuerte en la segunda «o» y se quedó «Bojó».

Altura
1450 msnm

Para llegar allí.
Bojó está a unos pocos kilómetros de Sanares, la carretera aunque rural asfaltada, está en buen estado.

Ubicación
N 09º 44,584′   W  69º 37,573′ (En la capilla)

Las Lajas
Luego de visitar Bojó, mis compañeras de viaje, Yenny Mendoza y Moniré Child, nos devolvimos otra vez hasta la encrucijada para ir hasta Las Lajas. Era obvio que habíamos dejado atrás la vía para Monte Carmelo, que era el objetivo principal de nuestra ruta desde Sanare. La idea era llegar a las Lajas y luego devolvernos para seguir a Monte Carmelo.


Tomamos ahora la vía de la derecha y seguimos subiendo, la carretera de asfalto se acabó y continuó de tierra, pero en buen estado. Yo había preguntado como de costumbre y precaución si era una zona «libre de malandros», me dijeron «no se preocupe, esto por aquí es muy sano». Confiando en eso seguimos hacia adelante, pero a menos de un kilómetro encontramos un portón cerrado con candado que obstruía el camino, no había nada más que hacer, comencé a devolverme, cuestión que no era tan fácil porque la carretera era muy estrecha. Cuando estaba en esa maniobra, nos rodearon unos muchachos en tres motocicletas… «nos van a asaltar..!» pensé, varios de ellos se nos acercaron y nos dijeron que no nos devolviéramos, que ya iban a buscar al señor que tenía la llave del candado, les dije que no se preocuparan, que de todas maneras ya queríamos regresar. «No, no ya viene el señor, además por allí es muy bonito, hay ventas de dulces y fresas, por aquí vienen turistas…» insistieron, «pero bueno, ¿y por qué cierran el camino?», les pregunté. «Por seguridad, lo cierran a las 4 pm», me respondieron. En eso llegó el señor con las llaves, nos abrió el candado y para que la molestia de abrir la puerta no haya sido en vano, decidimos seguir… «Vamos a dar una vuelta y ya venimos», le dije al portero, por si acaso cerraba y nos quedáramos encerrados allí. El lugar es bastante bonito, muy buena temperatura gracias a la altura de casi 2000 metros sobre el nivel del mar. Una que otra granja, sembradíos, pero a pesar de llevar más de 5 minutos rodando no habíamos visto ninguna venta de dulces, y si la había de seguro estaba cerrada, nuestra visita fue el 1ero de Mayo, Día del Trabajador. Seguimos y seguimos y no encontramos ningún pueblo tampoco. Por fin vi a alguien en el camino y le pregunté que si faltaba muco para Las Lajas y me contestó que todo eso era Las Lajas, que no es un pueblo sino un sector. «¿y el camino para Monte Carmelo? ¿hay que devolverse?», de nuevo pregunté. «¿Devolverse?, Monte Carmelo está a menos de un kilómetro siguiendo este camino!». ¡Qué buena noticia fue esa, era otra ruta hacia nuestro objetivo!, unos 100 metros más adelante pudimos verlo (la foto 1 de arriba, fue tomada desde allí).

Viajeros
Yenny Mendoza Gutiérrez, Moniré Child y Germán Montero Alcalá.


Germán Montero Alcalá
Julio 2009

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